El autor describe una lámina de uña perteneciente a un dedo de la, actualmente bien conocida, momia de Val Senales. La uña había quedado separada del resto en tiempos antiguos y fue recuperada   en el curso de la excavación arqueológica llevada a cabo en el área en agosto de 1992. Esta lámina de uña (hallazgo nº 168/92), es de un enorme interés desde el punto de vista paleopatológico. Varias lesiones destructivas concentradas sobre parte de la región distal de la superficie dorsal de la uña parecen ser atribuibles, tanto por su tipología (onicorrexis y microsurcos) como por su topografía, a   microtraumas que tuvieron lugar en el transcurso de la vida del sujeto, como resultado de la utilización de la uña como instrumento. Además, la presencia de tres grupos de líneas de Beau-Reil nos ha   permitido determinar la gravedad, tiempo de ataques o arremetidas y duración de tres periodos de intensa tensión que el sujeto experimentó durante los últimos meses de su vida. El sujeto sufrió tres de dichos episodios, que tuvieron lugar cuatro, tres y dos meses antes de su muerte. El último episodio fue el más serio, y el trastorno sistemático que produjo duró al menos dos semanas.